Son los momentos que vivimos, las personas que conocemos, lo que aprendemos, lo que sentimos, lo que descubrimos… lo que realmente influye en nuestra felicidad. Y eso está provocando tiendas más preocupadas por la experiencia de compra, por enseñar cosas nuevas a sus clientes, por favorecer las relaciones en su tienda, por contar historias, por crear un ritual de compra nuevo y diferente, por ayudarle a ahorrar, por ser transparentes, por ser más sensibles con su entorno y el medio ambiente, etc.
Veamos algunos modelos:
Survival store:
una tienda con todo lo que la gente necesita en momentos de recesión
económica. Han mezclado compras básicas económicas, con
bicicletas, dispositivos de ahorro energético, y otras cosas más
inmateriales y espirituales… por ejemplo, hay una sección donde
puedes hacer yoga para quitarte el estrés y aprender a relajarte,
otra en la que un asesor financiero te ayuda a ahorrar o financiar
esas compras, otra de ayuda personal, donde un consejero te ayuda a
resolver problemas personales o familiares, etc…
Tiendas de un
dólar:
son como los “chinos”, pero en lugar de vender "trastos",
venden cosas que realmente son necesarias para vivir. La gente más
necesitada, o que simplemente le cuesta llegar a fin de mes, puede
sobrevivir con ellas. Entre su oferta encontramos, por ejemplo,
paquetes de emergencia para sobrevivir un día, a un dólar. Es el
fenómeno de low cost llevado a la máxima expresión.
Pass the Baton
(pasa el testigo): venden
productos de segunda mano, pero de cada uno de ellos cuelga un
tarjetón con la foto y la biografía de la persona que lo llevó
(p.e. en qué contexto utilizó ese objeto, porqué era especial pa
él, dónde lo encontró, etc). Es decir, se dieron cuenta de que,
tras cada producto, había una buena historia que contar. Es una
nueva visión del lujo, adquiero un objeto que es importante para mí,
porque en su día lo fue para otra persona, porque encierra una
historia personal, y eso lo convierte en algo exclusivo y especial.
Meet the Farmer:
la
gente quiere saber de donde viene lo que come, así que el agricultor
va a la con bolsas personalizadas para cada empleado.ciudad. Esto no
está todavía en Europa, pero tiene un gran potencial de futuro.
P.e. creando tiendas/espacios en las ciudades para que el agricultor
pueda ir a vender sus productos directamente, y explicar como los ha
cultivado. En otros países los agricultores van personalmente a las
empresas.
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